Rochester, Minnesota - Los síntomas de la insuficiencia renal crónica rara vez se notan en las primeras etapas. Si bien la genética posiblemente desempeñe alguna función en el desarrollo de la insuficiencia renal crónica, lo más común es que la enfermedad sea consecuencia de la diabetes o de la presión arterial alta. Cuando se la diagnostica en etapa temprana, generalmente hay algunas medidas que reducen al mínimo los daños y lentifican su avance hacia insuficiencia renal crónica.
Los riñones son dos órganos con forma de habichuela (frijol), cuyo tamaño es de aproximadamente el puño. Se ubican en la parte posterior del abdomen, uno a cada lado de la columna vertebral. La función principal de los riñones es filtrar de la sangre los desperdicios y el exceso de líquido para producir orina. Los riñones también desempeñan otras funciones, como regular la presión arterial y ajustar el equilibrio sanguíneo de minerales y ácidos.
La insuficiencia renal se presenta cuando los riñones han sufrido daños y ya no pueden funcionar como deberían. Igual que en su caso, es común que la insuficiencia renal no provoque ningún síntoma obvio al aparecer por primera vez. No obstante, los síntomas posiblemente se manifiesten a medida que la enfermedad empeore y, aunque suelen ser imprecisos, incluyen cansancio, falta de aire, mal apetito, náusea e hinchazón en los tobillos, las piernas o las manos.
La presencia constante de espuma en la orina es una señal de insuficiencia renal crónica que puede deberse al daño del mecanismo de filtración de los riñones. Los riñones filtran la sangre y retiran los desperdicios, pero mantienen algunas sustancias que el cuerpo necesita, como las proteínas. Cuando los riñones se dañan, ya no pueden retener bien las proteínas y, por ello, pasan niveles altos de proteína a la orina. Esa cantidad adicional de proteína vuelve espumosa a la orina y, normalmente, esto ocurre durante las etapas de la enfermedad renal, como la glomerulonefritis (inflamación de los diminutos filtros de los riñones), la vasculitis (inflamación de los vasos sanguíneos del cuerpo) o la nefropatía diabética avanzada.
La insuficiencia renal crónica tiende a presentarse dentro de una misma familia, razón por la que algunas personas tienen mayor predisposición genética a la enfermedad. Los trastornos genéticos, como la nefropatía poliquística autosómica dominante, también pueden conducir a graves problemas renales. La insuficiencia renal crónica es más común en ciertos grupos étnicos, tales como los afroamericanos, los naturales de Hawái, los isleños del Pacífico, los indios americanos y los asioamericanos.
Sin embargo, el factor de riesgo para insuficiencia renal crónica más importante que la genética sola es padecer alguna enfermedad capaz de dañar los riñones, y las dos afecciones más comunes son: presión arterial alta y diabetes. Cuando no se trata estas enfermedades, con el transcurso del tiempo, los diminutos vasos sanguíneos dentro de los riñones que filtran los desperdicios de la sangre se debilitan y no pueden funcionar bien.
Otras afecciones capaces de llevar a la insuficiencia renal crónica son la poliquistosis renal, las infecciones renales recurrentes, la obstrucción de las vías urinarias y los trastornos que producen inflamación en los riñones, como la glomerulonefritis y la nefritis intersticial. Algunos medicamentos también pueden alterar la función renal. Por último, la insuficiencia renal crónica se vuelve más común a medida que la gente envejece.
Cuando existe otra enfermedad que afecta los riñones y se la deja sin tratamiento, la insuficiencia renal crónica generalmente empeora con el tiempo y una vez que los riñones sufren daños, es posible que nunca se recupere la funcionalidad perdida. No obstante, cuando se descubre la enfermedad oculta y se la trata con éxito, se hace más lento el avance de la insuficiencia renal. Algunas afecciones, como la glomerulonefritis y la enfermedad renal, pueden curarse con tratamiento, especialmente cuando se identifica la enfermedad renal en las primeras etapas.
Tomar medicamentos e implementar cambios en el estilo de vida, como perder peso, dejar de fumar y comer menos proteína animal y sal, también podría ser necesario para mantener a raya a la enfermedad renal. Un nefrólogo, o sea, un proveedor de atención médica especializado en el cuidado de los riñones, puede ayudarle a identificar las medidas específicas que usted debe tomar para mantener controlada la insuficiencia renal crónica.
Dra. LaTonya Hickson, Nefrología e Hipertensión de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.