Rochester, Minnesota - El programa de modelos anatómicos tridimensionales de Mayo Clinic empezó cuando los cirujanos se percataron sobre la necesidad de encontrar una nueva manera de ver la anatomía humana que trascendiese de las imágenes bidimensionales.
Los cirujanos que planificaron la separación de los gemelos siameses en el año 2008 hablaron con el Departamento de Radiología a fin de producir un modelo tridimensional del hígado que los bebés compartían.
Lo demás ya es historia y el programa de modelos anatómicos tridimensionales ha continuado creciendo exponencialmente en los últimos 8 años. Desde aquel entonces, Mayo Clinic ha invertido en 4 impresoras tridimensionales industriales en el Departamento de Ingeniería y 3 impresoras para varias tecnologías en el Departamento de Radiología, donde habitualmente funcionan sin cesar.
“Fueron realmente nuestros cirujanos quienes solicitaron un modelo físico”, dice el Dr. Jonathan (Jay) Morris, médico neurorradiólogo de Mayo Clinic. Los modelos brindan una escala específica al paciente y una idea del tamaño real, lo que ayuda a los cirujanos a visualizar mejor una anatomía difícil, especialmente cuando algo —como un tumor—la altera. El Dr. Morris dice que, por ejemplo, la anatomía del adulto y la del niño se ven del mismo tamaño en la pantalla.
“Mucho de la percepción proviene del tacto, aunque ni siquiera estemos conscientes de ello porque vivimos en un mundo físico. Trabajamos con objetos tridimensionales todo el día, de manera que el cerebro no tiene que adivinar cuán grande es algo, ni qué tamaño tiene en un grupo de imágenes axiales. Lo mismo ocurre en la cirugía: los cirujanos pueden dejar de ver las imágenes radiográficas para intentar compilar la apariencia de la imagen en el espacio real y cómo van a operar allí”, comenta el Dr. Morris.
Debido a que los modelos tridimensionales son del tamaño real y específicos al paciente, los cirujanos pueden sostener el modelo en sus manos y rotarlo para obtener una mejor idea de cómo posicionar al paciente en la mesa quirúrgica, dónde hacer las incisiones o si es factible realizar otros cortes diferentes que no creían posibles, añade el Dr. Morris.
Los modelos también ayudan a los pacientes y sus familiares a entender mejor lo que ocurre en sus cuerpos y lo que los especialistas de Mayo Clinic harán para ayudarlos.
“Cuando se entrega un modelo al paciente, eso le permite sostener, por ejemplo, sus propios huesos fuera del cuerpo y también entender por qué el cirujano debe cortar en algún lugar o cuáles son los riesgos y las ventajas. Lo que se ha logrado es extraer la anatomía del paciente de una pantalla bidimensional y devolverla al mundo real”, explica el Dr. Morris.
Con la creciente demanda, el Dr. Morris y su codirectora, la Dra. Jane Matsumoto, médica especialista en radiología pediátrica, continúan trabajando de forma pluridisciplinaria con todas las especialidades quirúrgicas y médicas de Mayo Clinic. “Estamos desarrollando nuevas maneras de extraer los tumores a través de medios menos invasivos para que no sea necesario realizar cirugías grandes. En nuestra institución, la impresión tridimensional está cambiando el panorama de las cirugías oncológicas, la simulación, la educación al paciente y la creación de dispositivos… está llevando la fabricación interna al entorno hospitalario en una forma nunca antes imaginada”, asegura el médico.
Los doctores Morris y Matsumoto tendrán un puesto de exhibición en la asamblea científica de la Sociedad Radiológica de América del Norte, así como en su reunión anual en Chicago. Además, se encuentran fundando conjuntamente el Grupo de Interés Especial en la Impresión Tridimensional, que consiste en una comunidad de colaboración para los miembros de la Sociedad Radiológica de América del Norte. Ambos directores harán demostraciones, presentarán investigaciones y compartirán su pericia con los radiólogos de todo el hemisferio occidental durante la conferencia, la misma que durará hasta el viernes 2 de diciembre.