Washington, DC - El paradigma de las “3P”, procesamiento con fines de enjuiciamiento, protección y prevención, sigue siendo el marco fundamental utilizado en todo el mundo para combatir la trata de personas.

Los Estados Unidos también siguen este enfoque, que se refleja en la Ley de protección de las víctimas de la trata, promulgada en 2000 y enmendada (TVPA), y en el Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente de mujeres y niños, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional (Protocolo de Palermo). La Oficina para Monitorear y Combatir la Trata de Personas (Oficina TIP) del Departamento de Estado de los Estados Unidos emplea una variedad de instrumentos diplomáticos y programáticos para promover el paradigma de las 3P en todo el mundo. Los elementos del paradigma de las “3P” están estrechamente interrelacionados y no son conceptos separados ni distintos. Cada uno es esencial y se refuerzan entre sí. Además, una “4ª P” (del inglés “partnership”, alianza) – sirve de medio complementario para lograr avanzar en cada una de las 3P y conseguir la participación de todos los segmentos de la sociedad en la lucha contra la esclavitud moderna.

PROCESAMIENTO

La aplicación eficaz de la ley para identificar a las víctimas y detener a los tratantes es un elemento indispensable de las labores del gobierno por combatir la trata de personas. Cada año, en el Informe sobre la trata de personas, el Departamento de Estado de los Estados Unidos analiza si los gobiernos penalizan todas las formas de trata de personas, investigan enérgicamente los casos de trata y enjuician a los sospechosos, y condenan y sentencian a los tratantes con penas de prisión lo suficientemente severas como para disuadir los delitos y reflejar adecuadamente la abominable naturaleza de este crimen.

Una respuesta eficaz de la justicia penal a la trata de personas debería considerar el enjuiciamiento de las causas con la misma seriedad con la cual se procesan otros delitos graves como el secuestro o la violación. Los gobiernos deberían responsabilizar penalmente a todos los autores de la trata, entre ellos a los intermediarios con conocimiento de la intención de explotar, y no deberían imponer penas suspendidas, multas ni sanciones administrativas en lugar de penas de prisión. En condiciones ideales y en concordancia con el Protocolo de Palermo, convendría que con un marco jurídico centrado en las víctimas también se autorizara una restitución o compensación a las víctimas por orden judicial junto con la condena exitosa de los tratantes.

Las resoluciones no penales, como los procedimientos de mediación, no cumplen plenamente las normas de la TVPA y del Protocolo de Palermo, que esencialmente definen la trata de personas como un delito que hay que enjuiciar, y no como un agravio civil que debe subsanarse únicamente con indemnización por daños y perjuicios. Sin condenas a prisión, realmente no se podrá disuadir a los tratantes.

La Oficina TIP colabora con sus socios interinstitucionales y con las fuerzas del orden del Gobierno de los Estados Unidos, así como con organizaciones no gubernamentales (ONG) y organizaciones internacionales en todo el mundo, para ayudar a otros gobiernos a redactar y promulgar leyes exhaustivas contra la trata de personas y procesar enérgicamente a los tratantes mediante un enfoque centrado en las víctimas y en información sobre el trauma causado.

PROTECCIÓN

La protección es un elemento indispensable del enfoque centrado en las víctimas que la comunidad internacional adopta en sus labores de combate de la esclavitud moderna. Una protección eficaz de las víctimas implica su identificación, su remisión a una amplia gama de servicios donde haya información sobre este tipo de trauma, la prestación directa de servicios o la financiación de ONG para que presten esos servicios y apoyo a esas personas a medida que rehacen sus vidas.

La identificación de las víctimas es un primer paso fundamental para garantizar que estas puedan recibir el apoyo y los recursos necesarios. Las labores proactivas de identificación de las víctimas y la capacitación de las fuerzas del orden, de los primeros socorristas, de profesionales de la salud acreditados y de otros proveedores de servicios revisten importancia crítica respecto a la capacidad que tiene un gobierno de combatir la trata de personas. Después de la identificación, los gobiernos deberían priorizar los derechos y necesidades de las víctimas para garantizar que las labores de protección se brinden de manera que se trate a las víctimas con dignidad y se les ofrezca a cada una la oportunidad de volver a vivir de la forma que deseen. Si bien se debería instar a las víctimas a cooperar con las fuerzas del orden en el proceso de enjuiciamiento de los tratantes, el acceso a los servicios de protección no debería estar supeditado a esa cooperación. La Oficina TIP trabaja con el fin de fortalecer la capacidad de los gobiernos y de las ONG para mejorar la protección de las víctimas en todo el mundo.

Para proteger eficazmente a las víctimas de la trata originarias de otros países, los gobiernos deberían permitirles permanecer en el país, trabajar y obtener servicios sin temor de detención ni deportación por no tener condición migratoria legal o por delitos que sus tratantes las obligaron a cometer. Además, los gobiernos deberían facilitar el proceso para que las víctimas obtengan exención migratoria. Deberían establecerse salvaguardias para garantizar la seguridad de las víctimas, así como la de sus familiares que podrían correr riesgo de sufrir intimidación o represalias por parte de los tratantes. En los casos en que las víctimas de la trata, ya sean adultos o niños, tengan antecedentes penales por delitos que sus tratantes las obligaron a cometer, deberían existir formas de anular o eliminar tales antecedentes.

Una protección adecuada de las víctimas exige alianzas eficaces entre las fuerzas del orden y los proveedores de servicios, no solo inmediatamente después de la identificación, sino también durante todo el proceso penal y los procedimientos civiles en los que la víctima pueda participar.

Los servicios exhaustivos con información sobre el tipo de trauma prestados a las víctimas incluyen los servicios de emergencia y a largo plazo, administración intensiva de casos, vivienda, alimentación, atención médica y mental, y asistencia jurídica, así como acceso a oportunidades educativas, profesionales y económicas. Las labores para apoyar a las víctimas de la trata originarias de otros países a medida que reconstruyen su vida pueden incluir su repatriación voluntaria y la asistencia en sus comunidades de origen.

PREVENCIÓN

Las labores de prevención son un elemento igualmente importante en la iniciativa mundial para combatir la trata de personas. Las labores de prevención eficaces afrontan directamente las tácticas de los tratantes. Con la difusión de información precisa y específica, las comunidades estarán mejor preparadas para responder a la amenaza que representan los tratantes. Los programas estratégicos de prevención pueden desestabilizar las operaciones de los tratantes al impedirles el acceso a las víctimas o menoscabar la eficacia de sus planes coercitivos. Las alianzas bien fundadas entre los sectores público y privado y la sociedad civil pueden ampliar la concientización, aprovechar los conocimientos especializados y facilitar la búsqueda de soluciones creativas.

Las labores de prevención también deberían abarcar iniciativas transversales, tales como la creación y vigilancia de programas de contratación laboral para proteger a los trabajadores contra los tratantes; el fortalecimiento de alianzas entre las fuerzas del orden, el gobierno y las ONG; la enmienda de leyes laborales para que no omitan cobertura a ciertos tipos de trabajadores; el estricto cumplimiento de las leyes laborales, particularmente en los sectores donde la trata es más habitual; la implementación de medidas tales como el registro de nacimientos, que reduzcan la vulnerabilidad a la trata; el énfasis en la implementación eficaz de políticas con una aplicación más estricta de la ley, un mejor sistema de denuncia y normas empresariales respaldadas por el gobierno; la supervisión de las cadenas de suministro para abordar el trabajo forzoso, incluso mediante políticas de contratación pública; y las labores para reducir la demanda de actos sexuales con fines comerciales.

Además, la participación del sector privado en la lucha contra la trata de personas tiene posibilidades de promover labores de prevención. Un nuevo impulso a favor de la responsabilidad corporativa hace un llamamiento para que las empresas presten mayor atención a sus cadenas de suministro, en particular para evaluar la contratación de su fuerza laboral y la de sus proveedores, incluso los que cosechan, recolectan o extraen materia prima.

Con el tiempo, surgirán nuevas medidas y métodos de prevención que evolucionarán a medida que los gobiernos y las partes interesadas en la lucha contra la trata apliquen la experiencia adquirida y compartan las lecciones aprendidas. Las labores de prevención, aunque a menudo son las más difíciles de medir, pueden llegar a ser más sofisticadas, expansibles y eficaces si reciben suficientes recursos y se sustentan en la voluntad política.

Las labores de procesamiento, protección y prevención están íntimamente relacionadas. De hecho, la eficacia del paradigma de las 3P radica en el hecho de que se refuerzan y complementan mutuamente. Por ejemplo, el procesamiento tiene un efecto disuasorio posiblemente evitando la trata de personas. Del mismo modo, la protección puede empoderar a las víctimas para reducir su vulnerabilidad y darles mayores posibilidades de salir adelante al recobrar su libertad. El procesamiento centrado en la víctima que permita a un sobreviviente participar en el enjuiciamiento es parte integral de las labores de protección.

Con el paradigma de las 3P, la Oficina TIP trabaja todo el año para evaluar las labores de gobiernos, promover respuestas más eficaces y apoyar a las organizaciones internacionales y a las ONG dedicadas a combatir la trata de personas en todo el mundo.