Rochester, Minnesota - Se desconoce la razón por la que se desarrollan quistes en el páncreas, aunque parece que está relacionado con el proceso de envejecimiento, puesto que son más comunes a medida que la gente avanza en edad. La mayoría de los quistes pancreáticos son inocuos y nunca derivan en problemas de salud ni requieren tratamiento. Sin embargo, en raras circunstancias, los quistes pancreáticos pueden volverse cancerosos.
El páncreas es una glándula de forma larga y aplanada, ubicada en la parte superior del abdomen y por detrás del estómago, que produce enzimas y hormonas para digerir los alimentos y procesar la glucosa. Es común que en el páncreas se formen unos sacos llenos de líquido, llamados quistes, especialmente en los adultos de más de 65 años. Dichos quistes normalmente no producen síntomas y en la mayoría de los casos, se descubren durante algún examen por imágenes, como una tomografía computarizada o una resonancia magnética, realizado por otro motivo.
Existen tres tipos básicos de quistes pancreáticos: los que no son cancerosos y se mantienen así; los que se vuelven cancerosos con el tiempo; y los que son cancerosos desde su descubrimiento.
A pesar de que más del 99 por ciento de los quistes pancreáticos nunca se vuelven cancerosos, su descubrimiento provoca muchísima ansiedad. Saber que algo crece en el páncreas, aunque sea un quiste probablemente benigno, lleva a mucha gente a pensar automáticamente en cáncer de páncreas y en lo difícil que es tratarlo. Por ello, se recomienda que ante el descubrimiento de un quiste pancreático, el paciente se reúna con un proveedor de atención médica especializado en trastornos del páncreas a fin de evaluar la situación más a fondo.
Esa evaluación normalmente incluye una revisión de los antecedentes médicos y familiares, un examen físico y una valoración del tamaño, forma, estructura y ubicación del quiste. Los quistes pequeños tienen menor probabilidad de ser cancerosos o de volverse cancerosos que los más grandes. Si su proveedor de atención médica sospecha que su quiste puede ser problemático, posiblemente le recomiende otras tomografías computarizadas o resonancias magnéticas.
Cuando el quiste es grande, vale la pena hacer otro examen radiológico, llamado ecografía endoscópica. Ese examen implica introducir una sonda flexible por la boca hasta el estómago y el intestino delgado. El endoscopio está equipado con una sonda ecográfica en la punta, la cual permite al proveedor de atención médica visualizar una imagen del páncreas en la pantalla. En algunos casos, la ecografía endoscópica puede combinarse con un procedimiento llamado aspiración por aguja fina que extrae muestras de tejido y líquido del quiste. Luego, esas muestras se examinan en el laboratorio para revisar si contienen cáncer.
Debido a que los quistes pancreáticos rara vez derivan en cáncer, lo que más comúnmente se recomienda es vigilarlos atentamente, haciendo un seguimiento regular con exámenes radiológicos para controlar al quiste. Si crece o cambia de cualquier manera, posiblemente será necesario drenar el líquido del quiste o extraerlo en su totalidad.
Un quiste rara vez conduce a pancreatitis, o sea a la inflamación del páncreas. Cuando eso ocurre, hay medicamentos y otros tratamientos que permiten tratar la afección con éxito.
Si le informan que usted tiene un quiste pancreático, lo mejor que puede hacer es consultar con un experto que sepa acerca de esos quistes. Una evaluación minuciosa, seguida por un control regular, suele ser todo lo necesario en la mayoría de quistes pancreáticos.
Dr. Suresh Chari, Gastroenterología de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.