Rochester, Minnesota - Hace aproximadamente 12 años, el Dr. Víctor Montori, médico de Endocrinología e Investigación en Ciencias de la Salud, y sus colegas emprendieron una búsqueda para brindar a los pacientes de Mayo Clinic y de otras partes una mejor oportunidad de colaboración con sus médicos clínicos a fin de encontrar lo correcto en cuanto a atención médica, tratamiento y opciones medicamentosas para su situación. Terminaron lográndolo con el desarrollo de innovadores medios que promueven diálogos abiertos y bidireccionales sobre alternativas de tratamiento razonables. Después, el equipo ha facilitado esos diálogos en una creciente cantidad de consultas clínicas en todo el mundo.
“Creo que, ahora, contamos con 20 medios. Las primeras ayudas fueron para decidir sobre las estatinas y estaban dirigidas hacia los pacientes que debían considerar esos fármacos debido al riesgo de sufrir un ataque cardíaco", comenta Kasey Boehmer de Investigación sobre Conocimiento y Evaluación.
A partir de allí, las ayudas para tomar decisiones sobre prevención cardiovascular primaria, dolor del pecho, depresión, enfermedad de Graves, osteoporosis, intervención coronaria percutánea, dejar de fumar, anticoagulación y artritis reumatoide también han encontrado el camino hacia el entorno clínico, tanto en Mayo Clinic como alrededor del mundo. “Existen 3 tipos diferentes [de ayudas para tomar decisiones] y son: en base al riesgo, en base al problema y en base a la conversación”, anota Boehmer.
Las ayudas para tomar decisiones basadas en el riesgo están disponibles en forma electrónica y completamente integradas al expediente médico electrónico; además, permiten calcular el riesgo del paciente de sufrir un ataque cardíaco según su estado actual de salud y factores de riesgo. “Más aún, todo eso puede llenarse automáticamente con la información del expediente médico del paciente. Luego, el paciente y el médico clínico pueden considerar el riesgo calculado, con y sin la intervención; en ese punto, la conversación se orienta hacia descubrir lo que es razonable dada la situación del paciente, el costo de las intervenciones y los posibles efectos no deseados”, añade Boehmer.
Las ayudas para tomar decisiones basadas en el problema, continúa Boehmer, añaden otra tonalidad a aquellas conversaciones complicadas en las que pueden haber muchas alternativas para considerar. Estas ayudas se componen de una serie de tarjetas de conversación, organizadas según los problemas que le importan al paciente.
“Con estas tarjetas, un médico clínico podría preguntar lo siguiente a un paciente: ¿Sobre cuál de estos puntos acerca de la siguiente alternativa medicamentosa le gustaría que hablásemos primero?”, explica Boehmer. Luego dice que la respuesta más común cuando se pregunta respecto a los medicamentos para la diabetes, por ejemplo, es acerca de los efectos de los fármacos para la diabetes sobre el peso del paciente.
“Eso definitivamente es lo primero. Luego, los médicos clínicos pueden usar las tarjetas para ayudar a los pacientes a entender el efecto de cada alternativa sobre el peso del paciente. A partir de allí, la conversación puede pasar a otras consideraciones, como los gastos de bolsillo, para que los médicos puedan empezar a ver qué valoran los pacientes y ayudarlos a determinar la mejor alternativa para ellos”, asegura Boehmer.
Por último, Boehmer dice que las ayudas creadas por Mayo para tomar decisiones en base a la conversación, la ayuda ICAN para la conversación, está dirigida a los pacientes con enfermedades crónicas. “En realidad, estas ayudas no tienen que ver con la afección, sino más con la interacción entre la vida y el cuidado de la enfermedad, o con la falta de dicha coordinación; tienen más que ver con cómo encaja el cuidado de la enfermedad dentro de la vida diaria, o si no coincide con ella. Ese es el fin para el que realmente se crearon estas ayudas”, señala.
Según Boehmer, independientemente del tipo de ayuda para tomar decisiones, los pacientes y los médicos clínicos, por igual, van descubriendo su valía y provecho. “Los médicos clínicos se involucraron mucho con nosotros a medida que desarrollábamos cada medio (algunos requirieron hasta 15 versiones diferentes para quedar bien), que luego se prueba en la práctica durante una consulta real entre médico y paciente. En última instancia, las ayudas se crearon para ser algo agradable de usar, tanto por los médicos clínicos como por los pacientes, y los comentarios que hemos recibido y continuamos recibiendo son testimonio de ello”, añade.
Ella calcula que “cada 4 minutos, un paciente y un médico clínico en alguna parte del mundo aplican uno de estos medios”.