Rochester, Minnesota - Varias afecciones comunes se confunden con la esclerosis múltiple (EM), enfermedad discapacitante del sistema nervioso central, dicen los científicos de cuatro centros médicos académicos de todo Estados Unidos en un estudio publicado hoy por Internet en la revista Neurology.
Si bien los médicos clínicos y los científicos desde hace décadas han sabido que el diagnóstico erróneo de la EM es un problema, este estudio define la naturaleza de las enfermedades que conducen a los pacientes a un diagnóstico erróneo de EM y las posibles razones por las que se los diagnostica mal. El estudio abarcó a 24 neurólogos especialistas en EM de la Mayo Clinic, la Universidad de Vermont, la Universidad de Washington y la Universidad de Ciencias y Salud de Oregon, quienes identificaron un diagnóstico incorrecto de EM en 110 pacientes.
En una respuesta anómala del sistema inmunitario, la EM provoca repetidos ataques contra la cobertura que envuelve a las fibras nerviosas y perturba la comunicación entre el cerebro y el cuerpo, lo que termina por ocasionar el deterioro o el daño permanente de los nervios en algunas zonas del cerebro y la médula espinal o en los nervios ópticos. La EM es producto de la combinación de los genes y de los detonantes ambientales que predisponen a ella.
A diferencia de otras enfermedades, la EM no tiene biomarcadores específicos ni exámenes de sangre. Además, el correspondiente daño nervioso puede provocar una amplia gama de síntomas, muchos de los cuales, a menudo, se relacionan con diferentes dolencias.
“El diagnóstico erróneo de la EM es algo común: los pacientes pueden experimentar los síntomas comunes de la EM, tal como entumecimiento y debilidad, con una variedad de afecciones, muchas de las cuales son menos comunes y más graves que la esclerosis múltiple”, dice el autor experto del estudio, el Dr. Brian Weinshenker, médico neurólogo de Mayo Clinic.
“Con el advenimiento de los tratamientos para la EM, muchos médicos se sienten presionados a llegar pronto a un diagnóstico y tal vez sean menos estrictos de lo que deberían ser con el requerimiento de síntomas más específicos o hallazgos neurológicos objetivos, antes de establecer el diagnóstico de EM. Las anomalías no específicas en las imágenes por resonancia magnética (IRM) que pueden imitar a la EM son muy comunes en las personas sanas, y el uso ampliamente difundido de las IRM como medio de diagnóstico aumenta la tasa de diagnósticos erróneos”, explica el médico.
En este estudio, se identificó en 33 por ciento de los participantes 5 diagnósticos o síndromes principales como las causas reales de los síntomas mal reconocidos como EM: la migraña, sea sola o en combinación con otros problemas; la fibromialgia; una IRM anormal y con síntomas inexplicables; una afección psicológica; y un trastorno del ámbito de la neuromielitis óptica, enfermedad similar a la EM que afecta a los nervios ópticos y a la médula espinal.
Según los resultados del estudio, 72 por ciento de los pacientes erróneamente diagnosticados tomaron medicamentos para tratar una enfermedad que no tenían. Algunos tomaron esos medicamentos durante muchos años y 33 por ciento permaneció con el diagnóstico erróneo durante una década o más, antes de ser evaluado por los médicos participantes en el estudio, quienes les informaron sobre el diagnóstico incorrecto. Cuatro de los pacientes diagnosticados erróneamente con EM habían participado en ensayos clínicos para terapias experimentales contra la EM.
“El estudio plantea riesgos innecesarios de importancia y larga duración para estos pacientes”, anota el autor principal del estudio, el Dr. Andrew Solomon, médico neurólogo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Vermont.
Algunos de los tratamientos para la EM conllevan efectos secundarios graves. Un fármaco que 13 por ciento de los pacientes erróneamente diagnosticados tomaron puede causar una infección cerebral potencialmente mortal. Otros pacientes sufrieron las molestias y los inconvenientes de las inyecciones diarias, mientras que otros experimentaron efectos secundarios de los medicamentos o no recibieron tratamiento para su diagnóstico real y correcto.
Los criterios para diagnosticar la EM confían en la interpretación exacta de los síntomas, los hallazgos en el examen físico y los resultados de los exámenes, tales como la IRM, para establecer el diagnóstico. El estudio examinó las posibles causas para el diagnóstico erróneo en los 110 pacientes participantes y descubrió que los primeros médicos clínicos quizás no aplicaron adecuadamente el criterio diagnóstico de la EM.
“Se debe evitar el diagnóstico prematuro de EM —acota el Dr. Weinshenker— y, ante la duda, los médicos generalmente pueden diferir el diagnóstico cuando no es claro que existe un problema neurológico grave o el paciente se encuentra estable. Los médicos deben solicitar una segunda opinión cuando no estén seguros, pero les preocupe que pudiese ser nocivo retrasar un diagnóstico definitivo de EM”.
El estudio identificó a los pacientes diagnosticados erróneamente por neurólogos, tanto especialistas en EM como no especialistas en ella.
“Si bien pueden haber diferentes razones para los diagnósticos erróneos de los médicos subespecializados en EM y sin esa subespecialidad, este estudio plantea que todos cometemos errores y, creo, que todos podemos mejorar”, añade el Dr. Solomon.
Los doctores Weinshenker y Solomon añaden que esperan que el estudio fomente una educación mejor de los médicos clínicos en la aplicación correcta del criterio para el diagnóstico de la EM y más estudio respecto a cómo reconocer a los pacientes incorrectamente diagnosticados con EM.
Otro autores del estudio pertenecientes a Mayo Clinic son el Dr. Dean Wingerchuk (doctor en medicina), el Dr. Brian Rabin (doctor en medicina) el Dr. Michel Toledano (doctor en medicina), el Dr. W. Oliver Tobin (doctor en medicina e investigación), el Dr. Orhun Kantarci (doctor en medicina), el Dr. Jonathan Carter (doctor en medicina) y el Dr. B. Mark Keegan (doctor en medicina).
El presente estudio se financió gracias al subsidio PP2074 de la Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple.